FAKEFAKEFAKEFAKEFAKEFAKEFAKEFAKEFAKEFAKEFAKEFAKEFAKEFAKEFAKEFAKEFAKEFAKEFAKEFAKEFAKEFAKEFAKEFAKEFAKEFAKEFAKEFAKEFAKEFAKE.Eso es todo.
Me pregunto cuándo acabará el viaje. Al fin y al cabo, no me costó tanto el billete. Sin embargo, los cochecillos no dejan de dar vueltas. Y otra, y otra... Y el aire nos azota en la cara, quemándonos con fuerza, irritándonos las ganas de soltar adrenalina. Nos vuelve pequeños y, de repente, no somos más que juguetes. PD: Quiero ir a la feria y estoy harta de que me digan "tía, eso es para niñas pequeñas"