Sí, lo intento. Pero, ¿sabes? No es fácil. No. No es fácil ver cómo un muro de sentimientos bloquean tus lágrimas y, no puedes terminar con aquello que te atormenta con una simple sonrisa. Y sí, cierto es que tan sólo me piden eso, pero dime, ¿eso a quién le hace bien? Esa sonrisa no es más que un barato refugio al que suelo acudir. Y estoy cansada. No quiero seguir fingiendo que tengo ganas de divertirme, que quiero recorrer las calles con una visión distinta a la de su cara en mi mente. Porque no es tan fácil. Y así, sentada sobre soledad quiero estar. Perder los zapatos y guardar todo tipo de recuerdos en una maleta roja. Perderme, perderme y no encontrarme nunca más.
No me olvido.