martes, 23 de noviembre de 2010

Haz que termine. Si pudiera, aún no hubiera amanecido. Quisiera seguir remoloneando entre las sábanas, descargando energía flotando entre las arrugas que se forman en la cama. Sugiero que coloquemos las estrellas de hace unas noches y rompamos con las cansinas vueltas que al minutero se le antoja dar al reloj.Hoy no tengo nada más de lo que quejarme, insignificantemente extraño para ser un martes laboral. Ya ves, casualidades varias de la vida que hacen que ahora, no pueda sentirme más feliz.