No quiero verte llorar. Me produce una odiosa sensación de rencor que me quema las venas. No puedo hacer una parada en el camino, ojalá me hubiesen enseñado a estropear el tiempo. Quisiera hacerte feliz y no temer que durara para siempre; abrazarte y regalarte una dosis de honra, amor, libertad para trazar colores caprichosos por donde sea que pases. Quiero, quiero, quiero y no tengo.