Cierro los ojos. Doce campanadas. Sonrisas, felicitaciones, besos...Porque quizá, sólo quizá, ese deseo puede llegar a hacerse realidad... ¡Feliz 2010!
Y me siento avergonzada, de tantas veces que creí pensar que estaba sola. Y es que termina el año, y en este pequeño balance me di cuenta de que ellos siempre están ahí. De que nunca me faltan. Me encanta despertarme por la mañana y ver un mensaje nuevo en el móvil. Es él. Luego desayuno, mientras me repito mil veces las cosas que tengo que hacer hoy. Me siento, frente a la pantalla del ordenador y abro, como de costumbre la página de inicio del tuenti. Mensajes privados. Son ellas. Y una sonrisa se me dibuja instantáneamente en la cara. 
La chica feliz. La de la sonrisa constante. Su felicidad es tan real, que llega a contagiartela... La chica de ciencias, la única capaz de poder soportar eternas clases de Química y Biología. Las dos sabemos que siempre nos tendremos la una a la otra, aunque las bromas constantes de cada mañana y tarde indiquen lo contrario, aunque nos miremos con cara rara cada vez que una le da un beso a la otra. Pero ella siempre tiene un abrazo, un chiste para cada ocasión... La que manda mensajes privados de ánimo cada día. Sí, fiel amiga.
Irene. Mi alter ego. La mujercita de las infinitas indecisiones amorosas. La chica 10. La que me acompaña largos paseos por La Laguna, para que, al final, no consiga lo que quiera en una tienda. A la que le cuento mil penas en clase de Historia, Lengua... Porque es fácil abrirte a ella, es fácil perder el temor a la confianza, porque ella te demuestra todos los días que está ahí, a tu lado. Mi fiel compañera de borrachera, de fiestas, de charlas con argentinos, de risas incalculables por tonterias que ya no se recuerdan, de bromas pesadas... Ella, y sus pensamientos que, en el 90% de las veces coinciden con los míos, forman parte de muchas sonrisas que se dibujan, por las mañanas en mi cara. Sí, una persona increíble.
La chica con la que llevo saliendo tres meses. Esa juego de niñas que nos inventamos cuando empezó el curso... Pero las dos sabemos que detrás de tanta tontería hay mucho más. Amistad. Compartir un secreto, por pequeño que sea. Quizá porque nos hace bien saber que la otra también conoce lo que siento. Sonrisa infantil, risa de aquella chica que jamás perdió la ilusión por nada. Y es que me cuida tanto, me demuestra que me quiere cuando la necesito. Y una llamada a su casa con continuas interrupciones de su hermano sirve para hacerme sonreir. Acaba el año, y me doy cuenta de las magníficas personas que tengo a mi lado. Y es que ella me regala una sonrisa cada 18, cuando abro un empaquetado de colores y encuentro unos bombones, o una tarjeta de felicitación.Pero sí. Su fuerza iguala a la de nosotras tres juntas, y por eso vuelves a estar sobre esas incómodas camas del hospital, una y otra vez. Y es que justo ahora es cuando me doy cuenta de que te necesito más de lo que pensaba. Y es que sólo tu me entiendes, sólo tu que ahora no estás, que pasas las noches lejos de mi, que no me arropas antes de besarme calidamente, que no chocamos las miradas cansadas y vagas en el desayuno.
Pero no puedo evitar pensar en esas noches oscuras, noches tristes, noches en las que un recuerdo baraja todas y cada uno de tus sentimientos. Y pienso... quizás no fueron suficientes besos, suficiente cariño... Queridos Reyes Magos; este año quiero a mi papá por Navidad. Quiero que se acaben todas las historias interminables, quiero que se ponga bueno, quiero poner un punto y final. Quiero volver a tenerlo a mi lado, quiero que sea como antes, que no sufra... por favor... No es tan complicado ¿no?
A sus majestades; los Reyes Magos de Oriente.
No quedan sueños, los ha arrastrado el mar. Te deja seco, se lleva hasta tu hogar. No encuentro nada, no queda ni un papel, no vale nada. Despiértame, di que paraste el tiempo y nada sucedió, y acuéstate, vuelve a contarme el cuento donde acaba bien. Y ahora lo pienso, no encuentro una razon... que triste es esto, la tierra se enfado. Las rocas suenan, a llantos de perdon... los cuerpos pesan. Despiertame di que paraste el tiempo y nada sucedio, y acuestate, vuelve a contarme el cuento donde acaba bien... 

